domingo, 3 de septiembre de 2023

Fragmento 22 de "1314 la venganza del templario"

 

(Toca o tortura del agua)

Llevaba ya diez meses prisionero del rey de Francia cuando el Papa ordenó, mediante una bula, que los obispos crearan comisiones en sus respectivas diócesis, y en aquellos momentos él sabía que ya por entonces estaba echada la suerte de todos los freiles de la Orden. No importaba que además del Obispo, como presidente de tal comisión, estuviesen presentes dos canónicos, dos frailes dominicos y dos frailes franciscanos, porque en el texto se autorizaba la aplicación de la extorsión, de la intimidación, de las amenazas y de la tortura.

Y ésta última, la tortura, había sido empleada con ahínco.

       Ya nada de eso importaba.

      En la oscuridad de la celda se escuchó un lamento. El improbable visitante hubiese tenido que hacer un ímprobo esfuerzo para ver el amasijo de carne y huesos que un tiempo atrás fue un hombre robusto, un guerrero del que estaban orgullosos de una a otra punta de la Cristiandad, y que ahora era un desecho humano, cuyo único logro era mantenerse vivo tras padecer la garrucha, la toca, el potro y otras abominables máquinas de tortura.

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