domingo, 27 de agosto de 2023

Fragmento 21 de "1314 la venganza del templario",

 

        

    ¿Cómo se había llegado a aquella situación si apenas un mes antes de publicarse la Bula papal, él se encontraba en la ciudad de Pictavis, donde también se hallaba el Siervo de los Siervos de Dios, su Santidad Clemente?

            Tampoco comprendía la inquina de su hermano en Cristo, Felipe, rey de Francia, cuando unos meses antes de su detención, le había recibido en palacio con honores, dándoles un trato que ellos no merecían, pues eran los reservados a los reyes, y ellos eran pobres caballeros de Nuestro Señor. Una animadversión que sólo podía tener su origen en la negación a prestarle la enorme suma que el rey necesitaba para la dote de su hija Isabel, a quien pretendía casar con el heredero del trono de Inglaterra, Eduardo de Plantagenet, príncipe de Gales. Tan desproporcionada era la suma que lo consultó con quienes le acompañaban en la recepción real: el senescal, el visitador de Francia, el mariscal y el tesorero de la Orden. Todos coincidieron que no podían satisfacer los deseos, exigencias más bien, del llamado El Bello, Felipe, rey de Francia.

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