sábado, 12 de agosto de 2023

Escena de Versos envenenados, 62

 


            Empecé a insultarme. A maldecir mi suerte. A maldecirme, a prepararme una noche como otras muchas que me he preparado anteriormente, que siempre me he jurado que sería la última. ¡Yo quiero que esta de ayer sea el acto expiatorio de todas mis penas, desde el cual renazca nuevo, sin taras! Sí, eso fue lo que ayer ocurrió. En psicología o en psiquiatría existe un tratamiento semejante, donde el niño renace tras ser encerrado en un útero artificial. Yo ayer exculpé todas mis penas y renací nuevo...

            Mi madre había salido a casa de mi tía o de otro familiar, no lo recuerdo. Y yo me vi solo. Demasiado solo. No me tocaba trabajar. Y desconozco qué mano agarró mi ánimo, me apretó las entrañas, estrujó con diabólica laceración mi voluntad. Posiblemente fui yo mismo quien quiso que fuese así. Sí, posiblemente quise que fuese así.

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