martes, 22 de septiembre de 2020

Escena de Versos envenenados, 50


            Las palabras de Jacinto Benavente, que no recordaba dónde las había leído, retumbaban en su cabeza, produciéndole una satisfacción que no deseaba interpretar: «el amor auténtico, el amor ideal, el amor del alma, es el que sólo desea la felicidad de la persona amada sin exigirle en pago nuestra propia felicidad».

            Reflejaban su estado de ánimo. Se sentía feliz, al principio de algo que no estaba escrito, que podía escribirse con millones de letras y tomar cualquier camino en el desarrollo de la colocación de esas letras sobre el papel.

No hay comentarios: