Miró el reloj. Las cinco y media. Pronto el Sr. Muelas tomaría
el relevo. ¡Era afortunado su compañero! Tenía la oportunidad, que seguramente
no apreciaría, de verla todas las mañanas, como ver el amanecer de cada nuevo
día. Pocas personas como él sabían agradecer a los eternos un nuevo día.
sábado, 1 de agosto de 2020
Escena de Versos envenenados, 49
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