lunes, 1 de abril de 2019

Escena de Versos envenenados, 29


          
  Transcurrieron seis días desde que volvieron de Calblanque, y le había sido prácticamente imposible poder hablar con Carlos más allá de un saludo brevísimo. Él siempre estaba ocupado, siempre tenía que salir para un sitio u otro, aunque ya no era comercial, sino que había sido ascendido a subdirector y tras el señor Ruano era el hombre con más responsabilidad en la ABC & ACME Corporation.

            Durante tres años su relación había permanecido en el más oculto de los secretos para todo el personal de la empresa, excepto para Marta. No tuvo más remedio que confesarle que estaban saliendo juntos cuando ella les descubrió en el lugar menos previsible, cenando en Cabo Palos. Era cierto que durante unas fechas anteriores a ese «fortuito» encuentro, Marta le fue lanzando indirectas respecto a que salía con alguien y no se lo había dicho. Por cosas así Carmen pensaba, a veces, que su amiga estaba interiorizando el oficio de su actual pareja, que era policía nacional.

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