miércoles, 7 de noviembre de 2018

Escena de Versos envenenados, 18


            Sonrió. Sintió todo su cuerpo presa de un acaloramiento, de un nerviosismo, de una excitación profunda de triunfo, de haber alcanzado algo anhelado y que consideraba inalcanzable. Él, Carlos Pujante, hijo de Anselmo Pujante, un arruinado terrateniente, había intentado con muy poco éxito encontrar trabajo en diferentes empresas hasta la actual ABC & ACME Corporation, y en esta había entrado por influencia materna. Su madre, de familia venida a menos, machacó incansablemente en su cerebro la idea de entrar como representante en la multinacional norteamericana; de que en ella alcanzaría la posición social disfrutada anteriormente por la familia y, por mediación de él, todos volverían a ser importantes entre la gente bien de Murcia capital.
            Después, ya vendría el paso a la política.

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