—¿Cómo empezó?— cuando en realidad se quería preguntar ¿cómo terminaría?
En el segundo cajón de la mesa estaba el expediente. Lo sacó y lo colocó frente a él, no atreviéndose a abrirlo.
¡Qué diablos, necesitaba un cigarrillo!
Volvió a rebuscar por los cajones, muchas veces había dejado cigarrillos sueltos, o incluso algún paquete sin acabar, pero no encontró ninguno.
—¿Tenéis un cigarro?— preguntó a los compañeros.
—¿Acaso vuelves a fumar? —Ironizó uno de ellos.— Ya sabes que luqui no tenemos...
¿Quieres saber más PINCHA?
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