Respecto a Ágora papeles de arte gramático, pongo algunas colaboraciones antes de pasar a dirigir la revista junto a Fulgencio Martínez, poner más colaboraciones no me parece correcto.
Quien quiera conocer más mi obra, os invito a visitar Ágora papeles de arte gramático.
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Un fragmento:
...Me sorprendió no encontrarme con Justina, la propietaria, sino hallar una nueva dependienta, nunca la había visto, pero por su edad no era de esas jóvenes empleadas extranjeras que proliferaban en tiendas, gasolineras, supermercados y bares. No, aquella señora frisaría los cincuenta años y, por como se desenvolvía entre los libros, debía llevar mucho tiempo allí...
Leed el relato completo pinchando EN ÁGORA.
Un fragmento:
Cerca de ella se abría un camino más estrecho, que lleva a El Pino. Allí había permanecido años y años, y cada vez que me dirigía a la pedanía de Los Valientes, primero con mis padres, y solo después de casado y divorciado, era como si la casa me llamase. Sus ventanas abiertas como ojos vacíos, me llamaban, se hacían notar. Y las paleras seguían creciendo y rodeándola, cerrándola a cualquier posible visita no deseada.
Podéis leerlo completo en la revista destiempos (México): El ídolo.
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Un fragmento:
Lo primero que recuerdo es el viento, como si alguien se hubiese dedicado a sembrar el viento de las futuras tempestades. No sé por qué, es un misterio insondable. Pero incluso en el delirio debe tener un motivo. El viento gemía en todas direcciones, e inyectaba en mi cerebro, a través de los castigados oídos, ecos de voces sepulcrales. Ruidos sordos, cuyo origen no conseguía reconocer. Voces que ululaban en mis oídos, en un tormentoso cóctel cacofónico, que me llevó a preguntarme si tendría protervia, e, inocente de mí, me contesté que no.
Cierto era que me sentía abstruso, que esos extraños ruidos sordos sonaban con cierta asiduidad en mi mente, convertida en las últimas fechas en un caótico remolino. Los compañeros del trabajo, todos, insistían en que debía tomarme unas vacaciones, que estaba estresado y otros epítetos que gratuitamente se atrevían a regalarme, como si yo necesitase que los demás se metieran a ingenieros de mi bóveda craneana, auténtico cóctel de sensaciones inextricables.
Leed el resto del relato AQUÍ.
También AQUÍ.
Tras repasar estos tres eventos mundiales, me centré en otros tres eventos locales que destacaban a Molina de Segura como sinónimo de cultura.
LA PUBLICIDAD EDITORIAL Y LOS AUTORES MURCIANOS
Un artículo de Francisco Javier Illán Vivas
Hace ya algunos meses recibí la amable carta de una editorial donde me decían que editar poesía era fácil. Venderla era muy difícil. Que no daba para comer, aunque quizás si para merendar.
Desde ese momento supe que iban a rechazar mi manuscrito. Seguían haciéndome saber que es muy difícil llegar a compensar la edición cuando el editor y el escritor independientemente se lanzan al difícil mundo de la poesía. De ahí que buscaran unas ediciones muy perfectas que sirviesen para ir generando peldaños en el difícil mundo de la creación poética.
Cuatro veces se incluía la palabra difícil en el primer párrafo de la carta. Mal asunto, pensaba yo. Aunque después observé que no rechazaban el manuscrito, sino que me confesaban era el momento idóneo para su publicación. Pero no publiqué con ellos.
¿Por qué traigo este artículo ahora a la palestra? Porque nada ha cambiado en casi un año, y si lo ha hecho, es para peor. ¿Es difícil vender poesía? ¿Es difícil vender literatura? Esta es nuevamente mi reflexión, una reflexión que deseo hacer llegar a las editoriales, libreros y organismos oficiales de la Región de Murcia.
Mientras leía la carta citada más arriba, se dibujaban en mi memoria las escenas de entusiasmo con la venta del último ejemplar de la saga Harry Potter. Me pregunté entonces, ¿qué ocurriría si durante un año los diarios La Verdad, La Opinión, El Faro, Diario de Murcia, Línea, contasen maravillas de la futura obra del autor murciano Fulano? ¿Qué ocurriría si durante un año Onda Regional, Radio Murcia, TVE en Murcia, Telemurcia, Telemolina, Canal 21, Canal 6, etc. insistiesen diariamente en las maravillas de la venidera obra del mencionado Fulano? ¿Qué ocurriría si durante los dos meses previos todas las librerías de la Región de Murcia desgranasen, en sus escaparates, la cuenta atrás de los días que faltasen para la aparición de la nueva obra/novela/libro de versos de Fulano? ¿Qué ocurriría si El Corte Inglés, Diego Marín, Escarabajal, Demos, etc. colocasen a la misma entrada de sus establecimientos la obra de ese autor/autora murciano?
Puede que no se vendiese como Harry Potter. Pero si se repitiese la publicidad permanente que vivimos en su momento, y no sobre el mago de Hogwarts, sino sobre el desconocido autor/a murciano Fulano, vendería lo suficiente para poder comer, además de merendar.
Desde que comencé a colaborar con Vegamediapress tenía muy claro este principio, y a él me he atenido. ¿Por qué no hacen lo mismo los medios escritos de la Región de Murcia? ¿Por qué promocionar tanto a autores nacionales o extranjeros?
Para eso están Babelia, El Cultural de ABC, El Cultural de el Mundo, etc. etc. Y en esos lugares difícilmente van a reseñar las obras de autores de Molina de Segura, Alguazas, Las Torres de Cotillas, Ceuti, Lorquí, etc. etc.
Vuelvo a plantear esta reflexión pues considero que sería conveniente que la pensasen las editoriales, libreros, periodistas y los organismos oficiales que deben estar para apoyar nuestro patrimonio cultural. ¡Háganlo! Sean libreros con todos los autores, no solo de los de venta fácil. ¡Háganlo! Sean editores de todos, no solo de los de ganancias fáciles. ¡Háganlo! Sean defensores del patrimonio literario de la Región de Murcia, no sólo con los de fácil fotografía en la prensa. ¡Háganlo! Reseñad preferentemente a los autores murcianos.
Hay muchos, y muy buenos.
Pero cuando la nave tomó tierra y corrió hacia ella, sus tripulantes le dispararon. Entonces lo comprendió todo. Aquel monstruo que mataron en la nave Z-II era en realidad Julián Yermo y él mismo estaba ahora convertido en otro horrendo monstruo interplanetario.
La nave Z-III, cumpliendo las estrictas órdenes de la flota interplanetaria, abandonó el Zeos inmediatamente, para evitar nuevos ataques, tras informar a Reichel y a la metrópoli que el planeta estaba poblado de seres monstruosos, quienes con toda probabilidad atacaron la colonia, como hicieron hacia ellos en cuanto tomaron tierra. No era, por tanto, una misión para una nave de reconocimiento, sino para una flota de guerra.
El comandante de la nave, Juan del Rez, sonreía al saber que regresaban, aunque un persistente prurito le molestaba junto al ojo derecho. Por más que se rascaba no desaparecía.
En la revista Vega media, diciembre de 1984, publiqué Los Valientes.
Un fragmento de este cuento, que posteriormente se publicó en El Faro de Murcia, ya en 2002:
― Te puedes imaginar que salió de allí como si llevase un panal de avispas en el culo. Por poco le muelen a palos. Pero no se achicó el Perico, que era más testarudo que su padre, que ya era tener herencia. El cabezón planeó la forma de llevarse a la María sin el consentimiento del Fotres ni el de su propio padre que, de haberlo sabido, también le habría dado su correspondiente ración de correa, que en ello era famosa su rapidez. Planeó hasta el último detalle y pudo hacérselo saber a la zagala en la misa, estando ambos de acuerdo. Ni corto ni perezoso, cogió un saco y por la noche fue hasta la casa del Fotres y ella se metió en él, echándoselo a las espaldas.
“El José se estaba cosiendo las alpargatas y escuchó un ajetreo en la parte del corral. Temiéndose que algún ladrón quisiese robarle las borregas, acudió corriendo. Pero no era un ladrón de ganado lo que vio, sino al Perico con su María a cuestas. Gritando corrió tras ellos y le arrojó al zagal la aguja de coser, clavándosela en el muslo, pero el Perico no se detuvo. Con su carga y la herida siguió corriendo hasta que el Fotres se cansó, ya casi en Archena.”
...El dorado casco parecía construido en oro puro, la gola metálica que protegía el cuello del hombre, el decorado peto con dibujos alusivos al guerrero que lo vestía, donde se representaban las altas colinas de su país y el color azul y verde que ondeaba al viento en el pendón del caballero, sujetado en el extremo de la lanza. El faldón, los guardabrazos estriados y reforzados en los extremos, junto a las coderas y los guanteletes. El sin par ristre, la cuja rallada en ribetes dorados, las rodilleras, las canilleras y hasta las grebas daban un semblante al guerrero que le sería imposible pasar desapercibido en cualquier lugar, aunque a su alrededor cien caballeros más se encontrasen.
Cabalgaba con la lanza apoyada en el estribo, junto a su pie derecho, sujetándola por su mitad, con el brazo derecho totalmente extendido, relajado, marcialmente tranquilo, con la vista adelante, en pro de su misión.
El brazo izquierdo se escondía tras un escudo del mejor metal que se conocía, aún virgen en lid alguna, pero pronto debería enfrentarse a terribles enemigos y proteger a su dueño de los golpes contrarios.
La espada se sujetaba a su espalda, metida en una vaina de curtido cuero, rodeando el cinto el peto de la armadura desde el hombro izquierdo a la cadera derecha. Otra espada reposaba en su vaina, sujeta al cinturón de la armadura, sobre su cadera izquierda y, junto al mango de ésta, el de una daga asomaba, sujetándose a la espalda de la armadura.
Todas aquellas armas estaban prestas para conocer el placer de la batalla, el fragor de la lucha, chocando en singulares combates. Igual que el hacha sujeta junto al cuello del corcel sin igual en todos los contornos.
Colgando del arzón trasero de la silla y, descansando a cada lado del caballo, una vaina para el arco y la aljaba repleta de certeras y briosas flechas...
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