"La poesía es un vómito de piedras preciosas"
Carlos Edmundo de Ory
Carlos Edmundo de Ory
Clara y húmeda
como una estrella de verano,
cálida y enamorada
se presentó la mujer
de mirada vendimiadora
con su sonrisa cromática,
sonora de amor
y también de dolor,
dispuesta a recoger
las escrituras quebradizas,
las huellas de Hemingway,
los breves pasos de Neruda,
la canción de Hernández
en voz de Serrat,
sin exterior
sin París
pero ella, volando
con miercolinas alas
membranosas
miró a la puerta,
a la presa del Río Rojo
y pidió que se abriese.
Y surgieron los pasos,
y las huellas,
y las canciones
con la voz de Serrat
con la letra de Miguel.
Se agachó
como un águila silenciosa
y recogió las piedras
de Ory.
Francisco Javier Illán Vivas
De Dulce amargor
De Dulce amargor
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