Vacío,
en la soleada tarde
de un olvidado invierno
con fuego en las nubes.
Inmóvil,
sin atreverme a hablar
a una perdida gota de lluvia.
Sin palabras,
mendigando certidumbres
escondidas en la soledad
de cervunas piedras.
Llorando,
a la hora de marchar
con los pies desnudos
por caminos de llagas y sombra.
Derrotado,
ante las cerradas puertas del cielo
con mi propia soledad gramosa.
Así,
vacío, llorando, derrotado, inmóvil y sin palabras
hacia el crepúsculo prohibido
sin fe, sin esperanza...
en la soleada tarde
de un olvidado invierno
con fuego en las nubes.
Inmóvil,
sin atreverme a hablar
a una perdida gota de lluvia.
Sin palabras,
mendigando certidumbres
escondidas en la soledad
de cervunas piedras.
Llorando,
a la hora de marchar
con los pies desnudos
por caminos de llagas y sombra.
Derrotado,
ante las cerradas puertas del cielo
con mi propia soledad gramosa.
Así,
vacío, llorando, derrotado, inmóvil y sin palabras
hacia el crepúsculo prohibido
sin fe, sin esperanza...
Francisco Javier Illán Vivas
De mi poemario Dulce amargor
De mi poemario Dulce amargor
Imagen, El grito, de Edvard Munch,
Galería Nacional de Oslo
Galería Nacional de Oslo
1 comentario:
Qué triste...
Qué hermoso...
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