Me confirma Manuel Burón que mi relato, Caballero del Honor, se publicará en próximos números del ezine AuroraBitzine.
Os adelanto un fragmento (la imagen la he cogido de erain.es, si hay problema, se quita):
...El dorado casco parecía construido en oro puro, la gola metálica que protegía el cuello del hombre, el decorado peto con dibujos alusivos al guerrero que lo vestía, donde se representaban las altas colinas de su país y el color azul y verde que ondeaba al viento en el pendón del caballero, sujetado en el extremo de la lanza. El faldón, los guardabrazos estriados y reforzados en los extremos, junto a las coderas y los guanteletes. El sin par ristre, la cuja rallada en ribetes dorados, las rodilleras, las canilleras y hasta las grebas daban un semblante al guerrero que le sería imposible pasar desapercibido en cualquier lugar, aunque a su alrededor cien caballeros más se encontrasen.
Cabalgaba con la lanza apoyada en el estribo, junto a su pie derecho, sujetándola por su mitad, con el brazo derecho totalmente extendido, relajado, marcialmente tranquilo, con la vista adelante, en pro de su misión.
El brazo izquierdo se escondía tras un escudo del mejor metal que se conocía, aún virgen en lid alguna, pero pronto debería enfrentarse a terribles enemigos y proteger a su dueño de los golpes contrarios.
La espada se sujetaba a su espalda, metida en una vaina de curtido cuero, rodeando el cinto el peto de la armadura desde el hombro izquierdo a la cadera derecha. Otra espada reposaba en su vaina, sujeta al cinturón de la armadura, sobre su cadera izquierda y, junto al mango de ésta, el de una daga asomaba, sujetándose a la espalda de la armadura.
Todas aquellas armas estaban prestas para conocer el placer de la batalla, el fragor de la lucha, chocando en singulares combates. Igual que el hacha sujeta junto al cuello del corcel sin igual en todos los contornos.
Colgando del arzón trasero de la silla y, descansando a cada lado del caballo, una vaina para el arco y la aljaba repleta de certeras y briosas flechas...
Os adelanto un fragmento (la imagen la he cogido de erain.es, si hay problema, se quita):
...El dorado casco parecía construido en oro puro, la gola metálica que protegía el cuello del hombre, el decorado peto con dibujos alusivos al guerrero que lo vestía, donde se representaban las altas colinas de su país y el color azul y verde que ondeaba al viento en el pendón del caballero, sujetado en el extremo de la lanza. El faldón, los guardabrazos estriados y reforzados en los extremos, junto a las coderas y los guanteletes. El sin par ristre, la cuja rallada en ribetes dorados, las rodilleras, las canilleras y hasta las grebas daban un semblante al guerrero que le sería imposible pasar desapercibido en cualquier lugar, aunque a su alrededor cien caballeros más se encontrasen.
Cabalgaba con la lanza apoyada en el estribo, junto a su pie derecho, sujetándola por su mitad, con el brazo derecho totalmente extendido, relajado, marcialmente tranquilo, con la vista adelante, en pro de su misión.
El brazo izquierdo se escondía tras un escudo del mejor metal que se conocía, aún virgen en lid alguna, pero pronto debería enfrentarse a terribles enemigos y proteger a su dueño de los golpes contrarios.
La espada se sujetaba a su espalda, metida en una vaina de curtido cuero, rodeando el cinto el peto de la armadura desde el hombro izquierdo a la cadera derecha. Otra espada reposaba en su vaina, sujeta al cinturón de la armadura, sobre su cadera izquierda y, junto al mango de ésta, el de una daga asomaba, sujetándose a la espalda de la armadura.
Todas aquellas armas estaban prestas para conocer el placer de la batalla, el fragor de la lucha, chocando en singulares combates. Igual que el hacha sujeta junto al cuello del corcel sin igual en todos los contornos.
Colgando del arzón trasero de la silla y, descansando a cada lado del caballo, una vaina para el arco y la aljaba repleta de certeras y briosas flechas...
3 comentarios:
Mmmmm una de caballeros. ¡Me gusta! :D
Ya avisarás cuando salga, por si se me pasa.
Enhorabuena. Mira que es difícil sacar cuentos a la luz.
Gracias a ambos. Y las gracias hay que hacerlas extensivas a Manuel Burón, que lo ha leído y le parece oportuno para AuroraBitzine.
Ya sabéis que escribo un poco clásico, y este Caballero del Honor lo es en todos sus actos y pensamientos.
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