Permitidme destacar algunos retazos:
Y a pesar de lo que dice el refrán, segundas partes también pueden ser buenas. ¿Por qué no? En este caso, todo sea dicho, tal vez mejor que las primeras.
La cólera de Nébulos: La maldición, esa primera entrega en la que el autor, Francisco J. Illán, describía un mundo mitológico muy cercano al griego; aquel donde narraba las peripecias de dos amigos, Eleazar y Eostes, Eternos éstos que habrían de enfrentarse a sus peores pesadillas en el mundo de los mortales para cumplir una misión (o mejor dicho, un castigo impuesto por el propio Nébulos, señor de Celestos y padre de Eleazar), y así volver a su lugar de origen con la cabeza bien alta, continúa haciendo penar a estos dos mientras procuran cumplir con sus propósitos.
En esta ocasión, los dos amigos, Eleazar y Eostes, seguidos por sus féminas, Annae y Zaida, habrán de seguir enfrentándose al mal más primigenio, además de hacerlo a la avaricia, la traición… y alguna que otra criatura horripilante.
...Y es que quizá, de todas las aventuras desarrolladas en El rey de las esfinges, la más interesante sea precisamente ésta; la de cómo Amón-Ra ha de proclamar sucesor a uno de sus hijos, y cómo estos se enfrentan a la decisión tomada por su padre. Ciertamente, el momento álgido (dejando a un lado los pasajes donde los Eternos amigos han de enfrentarse por separado a algún que otro lance, hasta volver a juntarse en el camino y llegar donde pretenden: al mismo reino de Suhamak, donde habita precisamente ese rey de las esfinges), es la constante descripción de los sentimientos e intrigas llevadas a cabo en la corte habitada por Osiris y el pérfido Seth, los hijos de Amón-Ra. De cómo uno de ellos, lucha por la corona mientras el otro intenta por todos los medios llevarla con dignidad y conseguir el bien de su pueblo…
...
Pero volviendo casi al comienzo, como decía, una vez más seremos partícipes de historias de amor, de cómo la amistad es capaz de resistirlo todo; contemplaremos la nobleza de unos pocos y las malas artes de otros… todo ello rodeado de un mundo mitológico y mágico, coherente, cercano… y a eso voy; a la habilidad de Francisco J. Illán a la hora de crear todo este escenario.....
Os invito a entrar en NGC3660 y leed el comentario completo y, de paso, si no conocéis la revista, aprovechad para enlazarla, no os defraudará.
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