martes, 4 de noviembre de 2008

Montse de Paz comenta El rey de las Esfinges


La autora de la novedad literaria Estirpe Salvaje, Montse de Paz, está comentando El rey de las esfinges en varios foros.


Estas son sus primeras impresiones, dejadas en el de Laura Gallego:



Hola, soy una de las lectoras de esta trilogía de Paco Illán y voy siguiendo el azaroso periplo de sus personajes en el cumplimiento de su misión. En esta segunda parte, me encuentro con la grata sorpresa de contar con un mapa, que ayuda mucho al lector a situarse. Con el mapa, aún capto mejor la impresión de ese mundo variadísimo que recrea el autor, basándose en civilizaciones y mitologías reales, pero recompuestas a su manera y añadiéndoles su buena dosis de fantasía. Alguien ha dicho que Paco reinventa los mitos clásicos, convirtiéndolos en nuevas versiones de su propia leyenda.

Bueno, pues voy comentando al autor: sigo leyendo y me sumerjo en la historia de los Walhallos, el traidor Loki y esa batalla apocalíptica que has llamado Ragnarók (la caída o “el crepúsculo” de los dioses, ese concepto de la mitología nórdica que traes a colación aquí). Esta historia sola ya valdría para una novela: tiene la intriga, la acción y el drama necesarios. Y ese final abierto a la esperanza, con Shogum: “Reconstruye Walhalla, Shogum…” pero marcado por un destino sangriento y fatal: “Vuestra estela… estará siempre salpicada de sangre”.

El tono es absolutamente épico. He marcado un montón de párrafos… no brillantes, no, yo diría centelleantes. Sabes darle a cada episodio la fuerza, el dramatismo y un alto volumen de violencia y furor. En dos o tres ocasiones describes magníficamente la hybris del combate, la ebriedad de sangre: “…oler a sangre salpicando sus manos; gozar hundiendo su espada…”, “No había tiempo para las palabras, sino
para las armas”, “Mujeres, niños, ancianos y guerreros alimentaban aquel río de rojo líquido”… y esa imagen, preciosa, que me fascinó: “El fuego bailaba como un espectro hacia el negro cielo, convirtiendo los alrededores en un día en llamas”.

Otra historia sugerente, que supongo que traerá cola, es la de Norma. La macabra ceremonia de vida me recuerda ciertas novelas de Henry Rider Haggard… Es un mito casi universal, también: el de la anciana decrépita que chupa la energía de la doncella para rejuvenecerse y alargar su vida. La descripción de esa cueva es perfecta. Tiene un halo de misterio que despierta “ese pánico ancestral” que sufre Hafdán el Negro, y la escena es tan espantosa como bella.

La muerte de Hafdan la encuentro un poco absurda. ¿Por qué se vuelve contra las valkirias, después de tantos años de lealtad? ¿Simplemente porque sus instintos se rebelan y pueden más que su mente? En todo caso, ahí tenemos otra escena donde la sed de sangre y la locura priman sobre la razón, todo ello en un contexto fabuloso. Esa escena de las valkirias la encuentro muy “gótica”.

Finalmente, estoy intrigadísima con el mago Rumaldunna y los pobres Onande y Zananda. Esa idea de “la llave del alma” y apropiarse del espíritu de los prisioneros es muy sugerente. ¿Se convertirán los dos ladronzuelos en esbirros temibles del mago? Bueno, pronto lo sabremos…

Como en La Maldición, trenzas con el hilo principal de la trama (la misión de Eleazar) una serie de argumentos que en sí constituyen otros relatos, no menos interesantes y emocionantes que el eje central de la historia.

Mención aparte merecen los “bichos”. De nuevo me sorprende tu imaginación. ¿Cómo se te ocurre crear engendros tan malos, tan feos, tan peligrosos…? Mira que acaparan todos los horrores imaginables. ¡Hay que devanarse los sesos!

Sigo leyendo y te iré comentando. De momento, tenemos a nuestros cuatro héroes de nuevo reunidos y volando a lomos de sus pegasos (hermosa imagen, su despegue por encima del bosque centegio). Veamos cuál será la próxima aventura.



Os recuerdo que el próximo día 19 de noviembre, a las 19 horas, se presenta la novela en el Forum de la FNAC en Nueva Condomina, Murcia.

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