sábado, 12 de julio de 2008

Hablando de libros con Antonio Hernández Lozano

Antonio Hernández Lozano es poeta de vocación, torreño inquieto y trotamundos, viajero empedernido, conocedor de muchas tierras, mares, gentes y caminos. El maestro de poetas, Salvador Sandoval, dice de él que si todos los caminos llevan a Roma, todos sus viajes, las autopistas, los trenes, los aviones, los barcos, sus caminos sin fin, le han llevado a un mismo puerto: el amor. Y, con él, a la poesía.
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Pregunta: A un mismo tiempo, cuerpo y alma. Un título muy profundo para su primer libro de versos.
Quise entrelazar el amor puramente físico y pasional, todo un mundo de sensaciones, deseos y misterios desvelados en cada entrega, el dolor de los celos, la intolerancia y la intransigencia a veces, del ser amado, así como la entrega cómplice que se desliza serenamente como los meandros del río de la propia vida, con el verdadero amor, ese que siempre se escribe con mayúsculas, el espiritual, ya que creo que el ser humano no puede aunque quiera librarse de ninguno de los dos, pues cuando la hoguera de la pasión aplaca sus llamas, aunque siempre queden rescoldos, el espíritu se sobrepone y prima por encima del simple deseo físico y terrenal.


P. Dice Salvador Sandoval que todos los caminos de Antonio Hernández Lozano le llevan al amor. ¿Cuándo cayó usted en las redes de la poesía, antes o después de en las del amor?
Primero fue el amor. Siempre hubo en mí ese sentimiento y sentí ese preciado elixir corretear por mi interior, con sus primeras extensiones a la Naturaleza, a los animales, a los que considero hermanos menores. Después, con un más profundo conocimiento de causa, a todos los seres humanos. La poesía apareció en mi vida a la edad de 25 años de una manera un tanto imprevisible, pues ni yo mismo me creía, tras leer mis primeros poemas que hubiese sido capaz de ello. Fue como un caudal de sentimientos reprimidos en lo más recóndito de mi ser y, llegado el momento, no tuve más remedio que dejarlos salir, pues empujaban con mucha fuerza queriendo ver la luz. Efectivamente, mi querido amigo y maestro D. Salvador Sandoval tiene razón, muchos han sido los caminos y veredas por las que he transitado a lo largo de mis casi sesenta años, y puedo asegurarle que todos mis pasos han sido siempre guiados y marcados por el amor. Por algo es una de las más hermosas Leyes Universales que rigen el cosmos infinito y, por supuesto, también el corazón de la mayoría de los seres humanos.


P. Dice usted que los poemas son un itinerario, un viaje interior por los sentimientos.
Soy una persona que se mueve más con el corazón que con la cabeza, por lo tanto si no sintiera profundamente lo que escribo no lo haría. Confieso que han sido en la mayoría de las veces una auténtica necesidad que mi alma y mi espíritu tenían de explayarse y liberar de alguna manera esos sentimientos y, en cada uno de esos poemas, sin dudarlo un instante, le puedo asegurar que han dejado su huella imperecedera. Dicen que, quien mejor que uno mismo para conocerse, porque le puedo asegurar que el amor, es el auténtico motor que motiva y mueve mi vida.


P. ¿Es más fácil escribir un poema en el amor que en el dolor?
¿Y quien dice que en el amor no haya dolor y en el dolor amor? ¿Quién no sufre con el amor no correspondido? ¿Quién, ante la separación que impone la distancia entre dos seres que se aman?, ¿A quién no le inunda el dolor ante la perdida del ser amado? ¿Quién queda indiferente ante el desamor que los seres humanos se demuestran a veces en este caótico mundo? Puede que el sentimiento que inunda el corazón ante las mieles del amor haga expresar mejor la alegría, pero también que esta se torne oscura y desgarrada cuando el dolor reclama su parte, y la herida provocada ni el sol ni el tiempo la restañe. Siempre se trata de sentir y dejar que el sentimiento labre su propio camino.


P. Confiesa usted que hay tantos amores por los que luchar y a los que cantar...
Claro que sí. La evolución de cada ser humano esta sembrada, sin duda, de distintas y variadas etapas en las que siempre se hace presente el amor, desde niño, en la pubertad, adolescencia juventud, madurez y por supuesto, porque para el no hay barreras de tiempo que lo frene, en la vejez. Podría contarle algunas historias verdaderamente maravillosas de personas que a esa edad han vivido un intenso y gran amor. El amor hacia la naturaleza, hacia los animales, hacia la creación entera y como no, hacia el Gran Hacedor, esa maravillosa Energía creadora que nos aporta cada día, no solo la vida, sino la ilusión por vivirla y sentirla.


P. Hasta hace poco tiempo conducía usted un programa en Onda 92, de Las Torres de Cotillas.
No, ya hace algunos años de eso. Se llamaba “Desde el otro lado”, en el se trataron temas trascendentales para el ser humano como la Muerte, La Reencarnación, Vida después de la vida, Experiencias cercanas a la muerte, El conocimiento espiritual, La mediumnidad, etc. por cierto con bastante éxito. Pero, fue una etapa de mi vida en la que el amor volvió a llamar en mi corazón, y surgió un nuevo camino. No lo pensé, de nuevo me marché, siguiendo como siempre los impulsos de mi corazón. Hoy, nuevamente estoy aquí acompañado de ese amor que llena plenamente mi ser. Y de nuevo también estoy en la radio, en Onda 92, desde hace casi dos años, como locutor y comercial, participando de lunes a viernes, con un grupo de excelentes compañeros, en el magazine de las mañanas “Un día redondo”.


P. Es, además, miembro de la Asociación Literaria Las Torres. Dígame, ¿qué tiene esa localidad para que en ella funcione un grupo literario tan activo como la citada Asociación?
Sí, soy miembro de dicha asociación, lo cual me honra y enorgullece. Bajo mi punto de vista, creo que tiene el combinado perfecto para que funcione así de bien: Gente muy inquieta que ama de verdad la literatura y sobre todo la poesía, que siente por lo tanto sus ideas y sentimientos bullir constantemente en su interior, de ahí su capacidad de creación. Todo ello conducido por una directiva impecable, conducida por un magnífico maestro, su presidente D. Salvador Sandoval López. Que le voy a contar de él que no sepa.


P. Es una pregunta ritual, que se repite muy a menudo a cada autor, pero es inevitable formularla: le supongo escribiendo siempre. ¿Está ya el manuscrito de su próximo poemario?
Si he de serle sincero le diré que, como alma inquieta me gusta trabajar y no es uno, sino dos, los manuscritos de nuevos poemarios que aguardan su momento: “Espejo interior – Reflejos de un sentimiento”, que profundiza más en los valores trascendentales y espirituales del ser humano y “Retazos del corazón”. Distintas pinceladas de lugares y personas que se cruzaron en los arcenes, caminos y veredas de mi vida. También me atreví con una novela: “El guardián de mi destino” y algunas historias cortas, entre otros trabajos de corte espiritual. Por supuesto en todo este trabajo está implícito el amor, ya le comenté que es el motor que activa y motiva mis sentidos.


P. En el mundo actual, el del cambio climático, esa catástrofe que pone en peligro la supervivencia de la vida en la Tierra, ¿qué sentido tiene la poesía?
Desgraciadamente, el ser humano, tarda en reconocer sus errores. Pues siempre priman los intereses de unos pocos para desgracia de muchos, posiblemente esto sea irreversible, pero si la mayoría se ha concienciado, será una menos de las muchas lecciones que aún nos quedan por aprender en este mundo-escuela, entre ellas, sin duda, la del AMOR. Si físicamente la sonrisa de un niño nos alegra y nos enternece, el dulce trino del ruiseñor nos enerva y nos hace viajar a través de la mente a paisajes de fábula, la poesía es un precioso bálsamo para el alma, que reconoce su lenguaje y expresión, trasmitiendo al corazón a través de los sentidos, la esencia de las mieles del paraíso soñado.


P. Y como esta sección se llama Hablando de libros, el futuro de ellos ¿cómo lo ve Antonio Hernández Lozano?
Mientras exista un ser humano en la Tierra, capaz de generar y alimentar pensamientos y sentimientos de amor, siempre existirá la manera de explayarlos y compartirlos con los demás. Así se ha comprobado a través del tiempo en toda la historia de nuestra humanidad. Desgraciadamente los libros, han sido muchas veces piedra de toque en la falta de cordura de los hombres, pero por grave que haya sido la situación, el amor al conocimiento y sabiduría que guardaban, les valió de salvoconducto para ser preservados de la extinción. Eso es lo que creo que ocurrirá, muchos saldrán victoriosos, sobrevivientes como el Ave Fénix ante cualquier calamidad, permaneciendo entre los humanos como importante referencia en las culturas del futuro.

Muchas gracias.

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