Armando Cubas Morales comenta La Maldición

Armando Cubas Morales, el autor de la saga Crónicas de la Atlántida, con dos títulos ya en el mercado: Libro de Ys y El Secreto del Fuego, comenta La Maldición, primera entrega de La cólera de Nébulos:

La compañía de Eleazar y Eostes llegaron a hacerme gratas las semanas de pernocta hotelera en Bruselas. Y creedme que, sólo diciendo eso, he elogiado más "La Cólera de Nebulos" que con cuatro columnas de ditirambos. No es verdad que Bruselas sea la ciudad más aburrida de Europa: ésa es Luxemburgo. Bruselas es la más deprimente.

Hace algún tiempo, en respuesta a una contertulia de otro foro, escribí que, mientras algunos autores reducen la especificación de su mundo a un par de postales, yo, en cambio, necesito —y procuro— que el lector se establezca conmigo durante largas temporadas, porque nada interesante voy a decir a quien sólo pueda dedicarme dos minutos. La pedantería de citarme a mí mismo viene a cuento por cómo le cuadra también a Illán Vivas esa descripción. Ha sabido erigir una arquitectura muy sólida y llena de sorpresas, apoyada contra el andamio de un lenguaje musculoso, rico en ingeniosas metáforas; el lenguaje de poeta épico.

Que “La Maldición” fluya con tanta soltura, ligereza incluso, es fruto de un esforzado —y no me cuido de proclamar que exitoso— trabajo de miniaturista, tanto más meritorio por cuanto, desde el principio, se hace patente la voluntad de abarcar con él una bóveda gigantesca. En las primeras páginas, llegué a temer que Paco Illán no fuera capaz de controlar tamaña prolijidad de eventos, que la narración se le extraviara rumbo a la incoherencia y el absurdo. Pero, cuando lo que me había parecido una digresión gratuita o un recodo innecesario ,vi cómo encajaba en la trama donde y como debía –normalmente, para destapar una sorpresa–, empecé a comprender que había sabido en todo momento, no sólo hacia dónde nos quería llevar, sino por dónde quería que fuésemos.

Vamos, que no había dado puntada sin hilo, y que hasta la posición de cada coma la había pensado varias veces. Y que había hecho algo más que escribir una novela, algo más, incluso, que abrirnos tu mundo: tomarse todas las molestias para que nuestras vacaciones en Celestos resultaran un éxito.

Podéis verlo, entre otros lugares, aquí.