viernes, 25 de junio de 2010

Hablando de libros con Faustina Bermejo


Faustina Bermejo, o Irel, como le gusta que la llamemos, ha hecho un largo recorrido en la poesía, en la interpretación, en la forma de ver las cosas que le rodean, dándole cada vez más fuerza y tesón, nunca desanimándose ante las cimas o ante los valles.

Ha publicado varios libros de poesía, comentados todos en Acantilados de Papel: El hombre era un monte, Reloj de candela, ¿Realidad desvanecida? y el que nos ocupa, Realidad recobrada.

(en la imagen, José María López Conesa, Faustina Bermejo y Antonio Hernández, el día de la presentación de Realidad recobrada)




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Pregunta.- No lo he citado en la entrada, aunque sí los títulos. Cada tres años Faustina Bermejo nos deja una muestra impresa de su trabajo. Aunque, en 2007 la cosecha fue doble. ¿Es una coincidencia el trienio o es buscado por la autora?
Respuesta.- Cada libro es como un hijo, una gestación que precisa de un tiempo. Cuando escribo me gusta que ese fruto madure antes de ver la luz. Tres años es el tiempo que me he dado. En el 2007 tuve mellizos y nacieron dos obras líricas pero con intencionalidad completamente distinta, pues Reloj de Candela pretende ser un grito y una voz contra la lapidación, así como un una llamada de atención frente a la condición de la mujer en el mundo árabe. Aunque esos tres años de silencio no fueron en realidad tiempo de barbecho pues he participado en antologías donde he ido publicando, por partes, otras de mis obras: el Río Blanco, Nieblas y La máscara.


P.- Realidad recobrada se nos muestra como una continuación de ¿Realidad desvanecida?.
R.- Como terapeuta que soy y enfrentada a mi propia realidad, así como el contacto directo con la enfermedad mental, sentí una necesidad de expresar mis sentimientos y abrazar mi sombra, dejar salir mis miedos, mis culpas, mis fantasmas, y enfrentarme a mi soledad y renacer, como el ave Fénix, del dolor. La poesía fue y es mi válvula de escape y, consciente del poder sanador del arte y de la literatura, me busqué en una realidad que se desvanecía para ir, poco a poco, encontrándome y madurando.


P.- ¿Era necesaria esa continuación? O mejor formulada la pregunta, ¿quedaron tantas cosas pendientes que necesitaba esa continuación?
R.- Desde el primer momento vi claro que la obra necesitaba dos partes, que antes de ver la luz tenía que atravesar mis sombras.
Durante años he trabajado de cara a las personas, ayudándoles a encontrar su luz; llegó un momento en mi vida que necesité ayudarme a mí misma, dejé el trabajo; pretendo dar un giro a mi vida de 180º.


P.- Algunos autores dicen que siempre se está reescribiendo el mismo libro, el mismo poema, el mismo relato. ¿Reescribes tus luces y tus sombras?
R.- Cualquier obra retrata a su autor de una u otra manera, pero ahora necesito desintoxicarme de luces y sombras; por el momento quiero ser tierra de barbecho. Quizá necesite otros tres años para el próximo libro.


P.- Setenta y tres poemas sin título, numerados. ¿No necesitan título esas esperanzas, esas desilusiones de las que nos hablas?
R.- Cierto. Ni en realidad desvanecida ni en la recobrada titulé los poemas, algo que se me ha criticado, pero yo soy la autora y me puedo permitir mis licencias. En el Hombre era un Monte y en Reloj de Candela sí otorgué títulos a los poemas, pero en esta doble realidad, como así califica a estas dos obras el escritor José Mª López Conesa, lo sentí así, como un número.


P.- Porque, Faustina Bermejo ¿le habla al lector con cada poema, casi directamente, sin esconderte en oscuras metáforas?
R.- Más que al lector, me hablo a mí misma y pretendo reafirmarme y fortalecerme con cada poema.


P.- Los poemas van precedidos de dos presentaciones, una a cargo de José María López Conesa y otra Antonio Hernández Carrasco.
R.- Me gusta que mis amigos me acompañen y participen en mis obras y que éstas recojan diversas opiniones y varios puntos de vista. Hasta el momento así lo he hecho en mis libros.


P.- Antonio Hernández es, además, el autor de la ilustración y la portada de este poemario.
R.- Antonio es mucho más, es la persona que en esta etapa de mi vida más me está apoyando y a la que debo mucho en este encuentro con la luz.


P.- No quiero dejar de comentar esa característica de tus libros, posiblemente reafirmada en el que nos ocupa: te reúnes de tus amigos. Ya hemos hablado de los prólogos, de la portada, pero, además, en la contraportada de Cristián Mínguez y, también, gracias, de la charla que mantuvimos con motivo de tu anterior libro.
R.- Soy amiga de mis amigos. Tengo muy buenos amigos. Considero que esto es muy importante. Procuro dar lo mejor de mí y, a cambio, recibo mucho. Es la ley del boomerang.


P.- ¿Realidad desvanecida?, Realidad recobrada... ¿Podemos considerar terminado el ciclo, o estas luces, estas sombras, ese abandono, esa entrega, la lucidez o la locura de las que hablas en los versos requerirán más luz y más sombras sobre ellas?
R.- Voy a desintoxicarme de luces y sombras. Quiero crear algo distinto, aunque, como tú dices, tengo mi propio estilo. Tengo escritas otras obras que aún no han visto la luz pero que irán saliendo: Alas, un hermoso libro en prosa, contra el maltrato y Laberintos de Metal, poemario este mundo difícil en el que estamos inmersos, donde se tratan temas como la inmigración, la contaminación, la guerra, etc.


P.- Permíteme unas preguntas más personales. ¿Cómo agrupas los poemas?
R.- Por temas, como una historia. Dejo que la historia me absorba y me abandono a ella.


P.: ¿La poeta tiene que ser gente desobediente?
R.- La sensibilidad nos hace tomar partido y luchar por lo que consideramos justo. El poeta no puede quedar impasible ante la injusticia.


P. Escribía Eduardo García que un solo verso feliz puede permanecer durante siglos, mientras toneladas de poemas fallidos se pierden para siempre. ¿No desanima esa realidad al poeta?
R.- Si al fin somos capaces de alcanzar ese verso sublime habrá merecido la pena producir toneladas de poemas fallidos.


P.- ¿Dónde podemos encontrarte en la Red? ¿Le dedicas mucho tiempo a ella?
R.- Hoy por hoy no le dedico mucho tiempo a la red, estoy en fecebook aunque aún no sé moverme muy bien por allí, también dispongo de correo en Hotmail, irel_faust@hotmail.com.


P.- Aconséjanos una película.
R.- Alicia en el país de las maravillas, preferiblemente en 3 D.


P.- Una obra de teatro.
R.- Por sus joyas las conoceréis, de Cristián Mínguez, donde intervengo.


P.- Y una canción.
R.- El aria Casta Diva, de la ópera Norma de Vicenzo Bellini.


P.- ¿Un libro?
R.- El Señor de los anillos de Tolkien.


P.- ¿Hay un color especial?
R.- El color del atardecer.


P.: Hace tres años que hablamos de ello, tu visión sobre el futuro del libro, ¿ha cambiado en este tiempo de acontecimientos casi vertiginosos?
R.- De momento, prefiero todavía leer en papel, por mi vista cansada, quizá por desconocimiento de lo que las nuevas tecnologías ponen a nuestro alcance. Sin embargo, para escribir, prefiero el teclado y la pantalla.


Ha sido un placer.
Igualmente, gracias.

PD: Hablando de libros se marcha de vacaciones. A su regreso, volverá en La cólera de Nébulos (bitácora).

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