viernes, 7 de septiembre de 2012

Tormo


Detrás de ninguna esquina
me senté en un ficticio lindero
sobre un gredoso pilón,
a la sombra de árboles fantasmas
de cadavéricas ramas,
junto al azarbón
el agua corría rauda
cantando húmeda,
más abajo habrá otro huerto.
Un glauco tormo me miraba
entre la yerma y albina tierra,
parecía haberme aguardado
con fingida impaciencia
y devota perseverancia.
Un tormo gemebundo
que cogí con trémula mano
y vi a dos seres heridos,
ojos de furia y odio,
aborreciéndose como alimañas,
frente a frente,
maldiciendo sus vínculos.
Padre e hijo enloquecidos.
¡Arrojé el tormo de mi lado!
Tierra albina sin futuro
capaz de almacenar
el signo de la inquina,
en injuria maldecida.

Francisco Javier Illán Vivas
Crepusculario

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