No hay agua donde beber,
y voy sediento, abrasado
por el polvo del camino,
no hay árbol donde cobijarse
de esta vida que me consume.
Busco agua clara donde mirar
al niño que se hizo joven,
y éste, adulto.
¿Adónde voy sin rumbo
en el sendero de nadie?
¿En qué río sabré
de la insólita alianza, sed, vida y tú?
Si tus besos no hubiese bebido
los habría echado de menos,
añorado todas las noches,
sin saber qué era lo perdido.,
y necesitándolos, duermo en el filo de la vida.
Negras son mis ilusiones
negras las espadas, negras las paredes,
oscuro el amanecer,
mancillada la esperanza
cuando el sol vuelve a buscarme.
Francisco Javier Illán Vivas
Crepusculario
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