viernes, 16 de abril de 2010

Hablando de libros con Luis García Montero


No es la primera vez que el granadino visita Murcia donde conoce y guarda estrecha amistad con algunos de nuestros poetas, entre los que cita a Eloy Sánchez Rosillo. Con su nuevo poemario Vista cansada vuelve a la poesía mirando el pasado desde el presente. Una entrevista de Dolores Moragues Chazarra.



Pregunta: Después de seis años sin publicar y de cincuenta de vida activa vuelve a la poesía y declara que no es fácil para un poeta escribir sobre su infancia, su familia, su ciudad natal, cuando se trata de experiencias ya conocidas, ¿qué obstáculos has encontrado al trasvasar tu biografía a la poesía?
Respuesta: De lo primero que soy consciente es de que el deshogo biográfico es peligroso. Para que el lector sienta interés por un poema sobre la infancia del escritor, sobre su vida familiar, el poeta tiene que contar sus propias vivencias y hacer alusión también a las relaciones universales. Esa ha sido la tarea que yo me he impuesto, y esa la dificultad.

P: ¿Cuál es el tono lírico que predomina en Vista cansada?
R: Es un tono meditativo porque el libro quiere ser ejercicio de memoria y conciencia y tiene el tono de la evocación, jugando con el recurso de la nostalgia y, al mismo tiempo, del análisis y la reflexión moral.

P: Miras el mundo cansado pero sin pesimismo, ¿qué apuesta optimista haces en Vista cansada?
R: En el propio título reconozco el paso del tiempo y es una apuesta para mirar la realidad y no encerrarse en la nostalgia sino seguir de una manera ética los pasos del mundo.

P: ¿Por qué elegiste para Vista cansada la óptica de la memoria barnizada de cierta melancolía?
R: Yo soy un melancólico optimista o un optimista melancólico y la creación literaria, cuando es meditación profunda, está relacionada con la melancolía porque toma conciencia de todo lo que se pierde, de la precariedad. No me gusta el pesimismo absoluto porque puede ser tan esterilizador como el optimismo, por ello buscar un término medio es lo que más me ha interesado.

P: Con la presbicia que padeces, ¿cómo ves el panorama actual de la poesía nacional?
R: Bien, creo que la poesía española está viviendo un buen momento pero pasa desapercibida porque la poesía tiene escasa repercusión en los medios de comunicación, a pesar de eso tiene una calidad notable, no sólo por los nombres consagrados sino también por los jóvenes que hay en torno a los treinta años como la cordobesa Elena Medel, el leonés Luís Artigues, Juana Carlos Abril, Blanda Castaño y otros. Esto es lo que habla realmente del estado de la poesía actual española.

P: ¿Y la realidad española de los intelectuales?
R: Complicada, porque los intelectuales no analizan de dónde viene la verdadera degradación política que estamos viviendo.

P: En este poemario hay cierto alegato político, ¿deben los intelectuales mezclarse en asuntos de política y participar en ella?
R: Creo que sí, como cualquier ciudadano. La política está degradada, desprestigiada, basada en la mentira, el sectarismo y la manipulación y, sin embargo, pienso que la política es el ejercicio más noble del ser humano a la hora de organizar su convivencia, y lo primero que hay que hacer es prestigiarla, huir de la idea de que la política mancha. No es cierto, la política es un espacio de vinculación con la sociedad, de preocupación, y en ese sentido el poeta tiene que estar atento a ella y asumir su relación con la sociedad.

P: Elígeme una de las dos pes, ¿poesía o política?
R: Es difícil elegir porque en la poesía puede haber carga política y en esta, poética. Lo que sí es importante es saber distinguir, y al hacer poesía no hay que escribir panfletos políticos y al hacer política hay que resolver los problemas de los ciudadanos y que no se te vaya la cabeza a las nubes líricas.

P: En casa conviven la narrativa de Almudena Grandes y tu poesía, ¿qué opina de ella la narradora?, ¿compartís las tareas creativas o es un tema vetado en casa?
R: Almudena es mi primera lectora. Siempre es conveniente tener lectores cercanos que puedan hacer una lectura objetiva. Tenemos la suficiente confianza para que yo no me enfade por su opinión sobre mis poemas y ella tampoco si yo no hago caso de lo que ella me dice, esta es la relación que deben tener los lectores cercanos, hablar con absoluta sinceridad sin esperar que a uno le den la razón a rajatabla.

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