viernes, 1 de agosto de 2008

Hablando de libros: Fulgencio Martínez

Fulgencio Martínez ha publicado Cosas que quedaron en la sombra, una antología poética que abarca composiciones poemáticas escritas entre 1989 y 2006. Editado en la colección La rosa profunda de la editorial Nausícaä, el libro guarda algunos secretos de su creador, y nuestra intención actual consiste en desvelar algunas claves de esta edición.
Es director de la revista Ágora, papeles de arte dramático, y presidente de la asociación Taller de Arte Gramático.
La entrevista se publicó originalmente en el número 13 de la mencionada revista.
Una entrevista de Mª Ángeles Moragues Chazarra.
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¿Cuál ha sido el criterio de selección para no ofrecer a los lectores una antología cercana sino que vaya mostrando todas las etapas de tu discurrir poético?
Mi criterio ha sido doble: por un lado, la cronología de la escritura de los poemas ( o más exactamente del “tiempo poético”), por otro, las cuatro voces de mi ortónimos que dan el colorido a esta ópera plúrima, como llamo al libro.

¿Te has dejado fuera por razones editoriales algún poema que mereciera tu respeto? ¿Cuál?
Muchos. Tantos, que tengo preparada ya una segunda parte de Cosas… que se llamará Álbum de niebla, será la segunda entrega de la ópera plúrima.

Desde tu óptica personal, ¿cómo has evolucionado en estos más de quince años de oficio poético?
He evolucionado desde una visión de la poesía, y del mundo, existencial, filosófica, unamuniana en el sentido en que decía don Miguel que “un poeta es quien expresa con lenguaje rítmico su alma”, a otra más social, que aparece en algunos poemas de Sebastián Alfeo y en los poemas últimos del libro, de Fulgencio Martínez. Belmonte los llama “poesía tardosocial”. A mí va bien eso de “tardo”, a mi poesía le gusta merecer el elogio de “social”: pienso que el poeta hoy no puede estar al margen de los problemas, odio ya ese tono de elegía que ha adoptado el poeta en los últimos treinta años, retirado de la crítica y del compromiso con su tiempo, con el futuro. Los problemas de todo tipo, ecológicos, económicos, políticos, culturales, éticos, de este tiempo esperan la voz del poeta, no, por supuesto, con un mensaje mesiánico, sino con un temblor de denuncia y esperanza.

Con palabras sinceras, desvélanos el secreto, ¿qué cosas quedaron en la sombra?
Mira, en la sombra ha quedado ya lo que acabo de escribir, este segundo en que escribo…

Confidencialmente, ¿qué has dejado ver al lector sobre tu realidad personal en esta obra?
Un libro es, lo quiera o no el autor, una radiografía íntima. En mi caso, cuatro.

¿Cuál es la fórmula de este libro para motivar a los lectores?
No hay, pienso, ninguna fórmula magistral para un libro. Me ha sorprendido que distintos lectores de Cosas… me hayan señalado poemas muy diferentes que indican sus gustos también diferentes y, de paso, la riqueza y amplitud de los temas y tonos de mi obra. En eso, no me he equivocado.

¿Cómo le explicaría a los futuros lectores de estas “cosas” lo que ha pretendido escribiéndolas?
Un futuro lector tendría que ver que he pretendido escribir un “sic transit…” con cierto esperanzado final.

¿Estás de acuerdo con la divisa que dice que “todo poeta renace en cada nuevo poema que escribe”?
Sí. Para mí, escribir es tan necesario como el aire para respirar; cuando pasa un tiempo en que no, ando mohíno y agujereado. Por lo general, vamos todos con una armadura rota, llena de agujeros; o con los bolsillos rotos, por eso no es raro que tengamos miedo a que se pierdan todas las claves que nos sirvieron. Con cada nuevo poema, en fin, nos zurcimos un poco los fondos…

Los editores se lamentan de que los jóvenes poetas están más preocupados por los premios y las publicaciones subvencionadas que por la palabra poética, ¿qué opinas de esta opinión?
Creo que es verdad, y de ello tienen gran culpa los propios editores que sólo publican a gente promocionada por un premio; y ya, en el summum de la confusión, editan directamente los premios porque de esa manera paga la edición tal o cual ayuntamiento… La referencia de calidad que antes suponían determinados catálogos editoriales, de Hiparión, Pre-textos, Renacimiento, etc., se ha diluido.

Y por último, dicen las voces artísticas que cualquier proyecto futuro se gafa si se cuenta, pero de forma poética, como tan bien sabes hacer tú, dinos, ¿para cuando una novela o un libro de relatos?
Lo de la novela, va para más largo… Tengo, sí, un libro de relatos terminado hace tiempo: El taxidermista y otros relatos, de 1999.

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