lunes, 15 de diciembre de 2014

Hablando de libros con Manuel Jorques Puig

Manuel Jorques Puig es licenciado en Filología Hispánica. Como poeta ha publicado una selección de poemas en la I Antología de poetas universitarios. Universidad de Alicante (1989), y como cuentista en Cuentos e historias del Campus. Universidad de Alicante (Premio II Certamen de Narrativa) (2002), revista La Botica (2010), revista Hebe Magazine (Accésit I Premio Hebe Plumier de relato corto) (2010), revista Ágora papeles de arte gramático (2011), revista Prosofagia (2012), y ha publicado los libros: Hablar en sueños (2012) y Somos pobres (2014).

Una entrevista de Francisco Javier Illán Vivas.



Pregunta: Manuel, antes de comentar tu reciente libro, Somos Pobres, hablemos un poco del autor. En la introducción he dado unas pinceladas, pero me gustaría escucharlo de boca del propio interesado. ¿Quién es Manuel Jorques? ¿Cuál ha sido tu trayectoria literaria hasta el momento?
Respuesta: Hoy en día, con la ridícula manía que tenemos de poner etiquetas y adscribirlo todo a lo económico, es difícil decir que soy escritor, porque según los parámetros sociales vigentes sólo se podría llamar escritor al que se dedica profesionalmente a la literatura y publica regularmente en editoriales de prestigio; es decir, aquellos que cuando firman un artículo en la prensa o dan clases en un taller de escritura creativa ponen bajo su firma la palabra “escritor”. Yo reivindico que escritor es quien escribe con intención y gusto literarios, publique o no, y se dedique a lo que se dedique para ganarse la vida. Escribir no es una profesión en sí, es algo vocacional y una manera de ver la vida. ¿O acaso Bukowski, que era cartero, o Kafka, que fue un gris agente de seguros, no fueron escritores mientras ejercían su trabajo cotidiano? Digamos, para resumir, que soy un cuentista con una modesta trayectoria: he ganado algunos premios literarios (como el II Certamen de Narrativa de la Universidad de Alicante o el concurso de cartas de amor “Reinventa la pasión”), he publicado en algunas antologías y revistas de cuento y poesía, y dedico algunas noches de mi vida a escribir relatos.

P.- Te defines, por tanto, como cuentista, y Somos Pobres, el libro que acaba de publicar la Editorial ADIH, es una colección de 20 cuentos. ¿Qué opinión tienes del género cuento? ¿Cuáles son tus referencias?
R.: El cuento es un género literario que, en mi opinión, está más cerca de la poesía que de la novela. Cierto es que lo narrativo conforma su cuerpo, que debe contar una historia, pero la génesis, la estructura, la pulsión interna, el ritmo, el cuidado del lenguaje, lo adscriben más a lo poético. Como decía Borges, “muchos se jactan de lo que han escrito; yo me vanaglorio de lo que he leído”. Leer cuentos es una experiencia, para mí, maravillosa. Mis autores de referencia, aparte del que acabo de citar, serían Felisberto Hernández, Julio Cortázar y, especialmente, Juan Rulfo, cuyo libro “El llano en Llamas” me parece la cumbre del género. Entre los españoles, mis predilectos son Quim Monzó y Félix J. Palma.

P.- ¿Por qué el título “Somos Pobres”?
R.: Bueno, Somos Pobres es el título de uno de los relatos del libro, y la decisión de extenderlo a todo el conjunto no es más que preferencia personal y eufonía. También, quizás, porque el relato expresa una sensación muy común de esta época que nos ha tocado vivir, la gran crisis que tanto ha empobrecido a los españoles de a pie.

P.- ¿Qué tipo de relatos podemos encontrar en el libro?
R.: Los estudiosos del género cuento hablan de 2 grandes líneas: la realista, que es la que parte de Chejov y entronca con Hemingway, Faulkner y el realismo sucio americano, que es la que más se practica en estos momentos en nuestro país, y la línea fantástica, que tiene como epígonos a Poe y la mayoría de los escritores del “Boom” latinoamericano. Yo me adscribo a esta segunda, a lo que podríamos llamar realismo mágico, al descubrimiento de lo extraño dentro de lo cotidiano. Creo que el germen de este estilo que contiene el libro parte de la lectura, hace ya algunos años, de “Sauce ciego, mujer dormida” de Murakami, un libro que me influyó mucho y que recomiendo. En Somos pobres recojo gran parte de los relatos que publiqué en mi libro anterior, completándolos con 8 nuevos cuentos, y conformando, por tanto, una muestra representativa de lo que he escrito durante los últimos años.

P.- Tu libro aún está caliente, pues vio la luz en septiembre pasado. Pero aún no lo has presentado en sociedad.
R.: No soy muy amigo de las presentaciones públicas de libros, no sé si por timidez, modestia o rechazo del autobombo del escritor. Creo que todo lo que el lector quiera saber de mí, de mi sensibilidad, de mi visión de la literatura y de la vida, está contenido en los relatos. Me conformo con que se lea y se disfrute por parte del lector. Creo que el autor siempre debe estar en una posición secundaria respecto a su obra. Otra cosa es que con lo muchísimo que se publica, y sin publicidad ni marketing, la difusión del libro sea dificultosa; pero bueno, tampoco pretendo hacerme rico con Somos Pobres, y con lo que hace la editorial y con las redes sociales, creo que es suficiente.

P.- ¿La buena literatura está hecha por gente desobediente?
R.: Bueno, es evidente que siempre existe un conato de rebeldía en la buena literatura, rebeldía contra la realidad que te impele a escribir ficción, rebeldía contra lo establecido social o políticamente, etc. En cierta medida comparto la afirmación de Gide de que con buenos sentimientos se hace mala literatura.

P.- Anuradha Roy, la escritora hindú, declaró que escribir es al mismo tiempo un regalo y una opresión. ¿Cómo lo ves?
R.: Es cierto que el acto de escribir, esa trascendencia de la realidad que te hace vivir otra realidad paralela y ficticia mientras das forma y fondo a un relato, es una sensación inigualable, pero al mismo tiempo también supone una carga y una responsabilidad autoimpuesta que te hace sentirte mal cuando no escribes. En cierta medida, muchas veces puedes catalogarla como una especie de maldición o de vicio que te domina y que ocupa muchas noches de tu vida en algo que, realmente, no sirve para nada.


P.- Has hablado de Haruki Murakami. Él dijo una vez que escribir novela es un reto, escribir cuentos un placer, que es la diferencia entre plantar un bosque o plantar un jardín. ¿Cómo lo ve Manuel Jorques?
R.: Murakami es un gran novelista y, al mismo tiempo, un excelente cuentista. Sin embargo, no siempre ambas condiciones se dan en un mismo escritor. Pienso en Borges, por ejemplo, que nunca escribió una novela, porque siempre fue más poeta y cuentista que novelista. La novela exige un esfuerzo continuo, a diario, proyectando en el papel un plan previamente establecido, y su secreto estriba, fundamentalmente, en la creación de personajes. El cuento, como dije antes, es más parecido a la poesía, es producto de una iluminación basada en el lenguaje y el ritmo.

P.- No sólo de letras vive el hombre o la mujer. ¿Dónde podemos encontrar a Manuel Jorques en la red? ¿Le dedicas mucho tiempo a ella?
R.:  Hace tiempo tenía un blog, soyuncuentista, que abandoné por falta de tiempo. Ahora mi presencia en internet es escasa, concentrada en redes sociales, como por ejemplo una fanpage de Facebook de Somos Pobres. Tal vez más adelante vuelva al blog.

P.- Aconséjanos una película.
R.: Sin duda, una de mis películas fetiche: Mr. Nobody, dirigida por Jaco Van Dormael.

P.- Una obra de teatro.
R.: No soy muy aficionado al teatro, pero recuerdo que me gustó mucho una obra de dos compañeros de clase de universidad que tenían un gran talento: Rafael González y Paco Sanguino. La obra se titulaba “Metro”.

P.- Una música...
R.: Un disco fetiche: “Anem al llit” de Albert Pla.

P.- ¿Un libro?
R.: Libros hay muchísimos, pero puestos a decir uno, “Las bodas de Cadmo y Harmonía”, de Roberto Calasso, un hermosísimo ensayo sobre la mitología griega que releo con frecuencia.

P.- Y como esta sección se llama Hablando de libros, siempre nos interesa conocer los proyectos futuros de nuestros entrevistados.
R.: Ahora estoy en plena fase intensiva de lectura, porque si una cosa es necesaria e imprescindible para escribir es leer. A escribir se aprende leyendo, y los temas, aparte de con lo que vives y sientes día a día, también surgen de lo que lees. Tengo escritos algunos esbozos de nuevos relatos y, también, un proyecto de novela que no sé si seré capaz de llevar adelante, ya que para ello tengo que cambiar el chip y escribir con otros parámetros totalmente diferentes al cuento.

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