viernes, 27 de julio de 2012

Bidones

Los dos bidones estaban vacíos,
cubiertos de escamas de herrumbre,
apenas podía leerles la inscripción,
incluso el robín
se había comido el grifo.
El sol caída inclemente
ningún árbol vive
para cubrir con su sombra.
Los cipreses fueron talados,
sólo las paleras aguantaban
la falta de agua
el exceso de sol.
Me senté junto al portillo
hacia el que desviabas el agua
del juguetón brazal.
Restos oscuros de manguera
sobresalen entre la tierra
calcinada y seca
que alimentaste gota a gota
vida a vida,
de tu vida deslomada
de tu tierra olvidada.


Francisco Javier Illán Vivas
Crepusculario

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