casi doblándote la espalda
embestías a la ropa con agua y piedra.
El grifo había desaparecido
y alguna despistada salamanquesa
me miraba extrañada
mientras me preguntaba
¿cuántas horas de tu tiempo
se reflejaban en las escaleras
de la pila?
¿Por qué se le dio ese nombre:
pila bautismal,
pila de esclavitud?
Hay señales de merlas,
sin pensarlo golpeo una piedra
y un ciempiés queda al descubierto.
En tu lugar de suplicio,
ciempiés, escorpiones
y salamanquesas.
Francisco Javier Illán Vivas
Crepusculario.
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