miércoles, 2 de julio de 2008

Sardinero, Burleta e Infarto vuelven a girar al viento.


En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como Don Quijote los vió, dijo a su escudero: la ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla, y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer: que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. ¿Qué gigantes? dijo Sancho Panza.


Esta es una de las imágenes más universales y reconocidas de la obra cervantina y, por ella, de las tierras castellanas. Por eso, cuando leí que los gigantes de Don Quijote volvían a funcionar, sentí la misma alegría que cuando supe de la datación del eclipse de La Iliada- La Odisea, que os comenté ayer.

Cervantes hizo viajar a sus personajes por lugares conocidos, lo que acercó tanto a Alonso Quijano que podemos viajar por su ruta, detenernos donde se detuvo, comer donde comió, visitar la Ínsula Barataria, y eso siempre me ha hecho estar muy cerca de este imaginario personaje. Cuando acompañaba a mi padre en el caminón, en las vacaciones de verano, me encantaba aquella ruta que nos llevaba por tierras castellanas y, desde el vehículo podía ver, a lo alto, los mismos molinos contra los que se enfrentó Don Quijote de La Mancha.

La noticia dice que tres de los diez molinos harineros de Campo de Cruptana que inspiraron a Cervantes para uno de los episodios más conocidos de El Quijote, han vuelto a funcionar 500 años después de su construcción y décadas después de su clausura, gracias a una iniciativa que ha permitido su recuperación y restauración.

Según los estudiosos de la obra cervantina, los molinos de Campo de Criptana (Ciudad Real) son los descritos en el capítulo VIII del Quijote y que su protagonista confunde con gigantes.

En el siglo XVIII, el Catastro del Marqués de la Ensenada documentaba la existencia de 34 molinos harineros en Campo de Criptana, de los que hoy se conservan diez, de los cuales solamente tres (los denominados 'Sardinero', 'Burleta' e 'Infanto', del siglo XVI) conservan gran parte de su estructura y mecanismo original y están declarados Bienes de Interés Cultural desde 1979.

El alcalde de Campo de Criptana, Santiago Lucas-Torres, ha asegurado que la puesta en marcha simultánea de los tres únicos molinos de viento del siglo XVI que aún permanecen en la Península Ibérica "es un paso de gigante para poder obtener su declaración como Patrimonio de la Humanidad".

El plan de recuperación de los molinos ha contado con un presupuesto de 840.000 euros, de los cuales 480.000 han sido aportados por la Fundación Caja Madrid y 360.000 por el Ayuntamiento de Campo de Criptana.


Estos molinos son el principal reclamo para que la ciudad reciba unos 200.000 turistas al año y que tras esta restauración espera mejorar la oferta para así, seguir con la exitosa campaña que ha convertido a esta zona en uno de los más importantes reclamos turísticos del interior peninsular.

En un par de semanas comentaré en La Opinión de Murcia mi experiencia como lector y, en ella, tiene mucho que ver mis primeras lecturas de El Quijote, en casa de mis padres, bajo la mesa camilla. Ya os contaré...

1 comentario:

Rosa Cáceres dijo...

"El Quijote" es un referente para todos aquellos que amamos la Litetura (con mayúsculas) y la hemos gozado con fruición a través de las páginas cervantinas. Si además se ha conocido La Mancha, si se ha vivido y se ha respirado ese ambiente manchego,ese aire que mueve las aspas de molino (reales o imaginarios) está claro que se ha interiorizado algo que deja impronta imborrable.